Los motivos del emperador Agustín para aceptar el trono siempre serán un tema de discusión. Tal vez, si Iturbide hubiese sido Presidente en lugar de Emperador, sus críticos hubiesen sido menos vociferantes. Sus enemigos, que eran muchos, lo etiquetaron como un hombre conservador consumido por su propia ambición que provocó o al menos estimuló su propia elevación al trono. Otros lo ven como un mártir, un libertador, un héroe, un hombre de gran integridad y convicción que fue conservador en su visión del país pero que siempre buscó el servir a su pueblo de la mejor forma que pudo y que aceptó la corona y posición de Emperador más con sentido del deber que por ambición.
Sería absurdo negar que este artículo dedicado en parte al Emperador mártir, no defienda la posición favorable a Iturbide, sin embargo, no por eso deja de ser cierto que a finales del siglo XIX Los enemigos del Emperador estaban tan ofuscados por los celos y un fuerte sentimiento anticlerical que optaron por ignorar muchos hechos y logros importantes dejando de Iturbide una imagen completamente distorsionada.
Aún si fuera verdad, algo que no compartimos, que el Emperador hubiese sido un hombre ambicioso, conservador y que activamente buscase el trono, sus logros para México y su pueblo lo hacen comparar muy favorablemente con sus contemporáneos. Después de todo nadie puede negar que el Emperador fue el libertador de México. En cualquier otro país, eso hubiera sido suficiente para dejar un sentimiento de gratitud entre sus conciudadanos.
El Emperador fue un hombre profundamente religioso y si bien fue un gobernante conservador, el que apoyara las ideas de unión, independencia y religión esto no puede sorprender a nadie, ya que estos fueron los valores (conocidos como las tres garantías) que él defendió toda su vida. Finalmente, estos fueron los valores por los que estuvo dispuesto a entregar su vida.
En México los enemigos del Emperador alteraron la historia hasta lograr lo imposible. Al rescribir la historia, borraron de la memoria los logros del Emperador.
Afortunadamente recientemente los historiadores han empezado a cuestionar y reexaminar el papel del Emperador y en los últimos años, la crítica ha disminuido. Nosotros creemos que es tiempo de que el Emperador tome su lugar al frente de la lista de los héroes mexicanos.
Los siguientes son extractos de los libros „“The Imperial House of Mexico, The House of Iturbide” y “The Iturbides as heirs of the House of Habsburg in Mexico” de Charles Mikos, Teodoro Amerlinck y David Williamson., Estamos muy agradecidos con los autores por darnos su permiso para reproducirlos aquí.
Además somos muy agradecidos a un número de gente incluyendo a Juan Manuel Gabino Villascán por su permisión para utilizar sus magnificas banderas y escudos, el difunto autor Juan Balanso y a Allen Sangines-Krause.
Esta breve biografía no pretende ser exhaustiva.. Para aquellos que deseen entrar en más detalles recomendamos el libro de Timothy E. Anna, profesor de historia de la Universidad de Manitoba y reconocido especialista en México, titulado „The Mexican Empire of Iturbide” publicado en 1990 por la Universidad de Nebraska .
Otro libro con una extensa bibliografía y que aporta referencias no publicadas anteriormente es el de W. S. Robertson titulado „Iturbide of México”. Fue publicado en 1952 por la Universidad de Duke . El señor Robertson no es admirador del Emperador y presenta una postura crítica y algo tendenciosa de la vida del Emperador.
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